Maratón de Boston 2010, mi maratón número 24.

Ya de regreso en el aeropuerto de Miami y como de costumbre, me puse a reflexionar sobre el balance y el resultado obtenido en mi 42k número 24, y sobre mi viaje, y de veras que puedo llegar a la conclusión que este ha sido un viaje fantástico.

A pesar, inclusive, del contratiempo que tuve saliendo de Caracas, camino al aeropuerto, ya que increíblemente me eche desde mi casa, junto con Joselyn, MAG y Nancy Joe, hasta el aeropuerto más de cuatro horas, ya que a un genio se le ocurrió trancar un canal del Boquerón Nº 1 dejando un solo canal para todos los vehículos, se podrán imaginar el embotellamiento que se originó, porque estaban pintando la fachada de uno de los túneles con miras a la celebración del 19 de abril, creando una descomunal cola y malestar entre la mayoría de los conductores, inclusive muchos de ellos perdieron sus respectivos vuelos, en mi caso, mi vuelo salía a las 4:30 y llegué al aeropuerto a las 3:50, con suerte que el vuelo se retrazó media hora, sin embargo la línea aérea me ofreció como única opción viajar a Miami sin equipaje, alternativa que accedí aceptar para evitar complicaciones con el itinerario de los demás vuelos. Gracias a DIOS bajé con Joselyn y ella se regresó con mi maleta.

El Hotel Milner, donde me hospedé en Boston, es un hotelito normalito de esas construcciones antiguas que existen de Boston, sin embargo su ubicación es estratégicamente excelente, se encuentra a 6 cuadras del Hynnes Convention Center, lugar donde se realiza la feria de la exposición en la Boylston Street, asimismo se encuentra a dos cuadras de Boston Common, lugar donde se abordan los buses que llevan a los corredores a la salida del maratón y lo mejor a sólo dos cuadras de la llegada del maratón (The Public Garden). Así que, es altamente recomendable para aquellas personas que no son exigentes con respecto al lujo y a las instalaciones. El precio es accesible sobre todo considerando que se encuentra en el downtown de Boston.

Con respecto a la organización este maratón es insuperable, Boston es sin duda alguna diferente a todos los demás maratones, es impresionante ver como toda la ciudad se vuelca de lleno a colaborar en la organización de este magno evento, todo el mundo colabora de una manera entusiasta. Creo que todos los corredores merecen la oportunidad de ir a esta maravillosa ciudad a vivir esta gratificante experiencia de correr la meca de todos los maratones de este planeta, como lo es el Maratón de Boston, quien se encuentra dentro de los 5 grandes junto con Londres, Berlín, New York, y Chicago, a mi me falta el de Londres para completar la World Maratón Majors. De igual forma a pesar que este fue mi segundo viaje a esta ciudad, lo disfruté mucho más que en mi primer viaje, ya que en aquella oportunidad no pude conocerla bien porque me había hospedado en las afueras, en Newton. Boston es una ciudad cautivadora, con mucha historia, así que en mis próximas entregas, haré una entrada exclusivamente para hablar de esta hermosa ciudad.

El ambiente en la ciudad de Boston es excelente durante todo ese fin de semana y durante toda la carrera, es increíble y emocionante ver el entusiasmo que le imprime la gente para aupar a los corredores y sobre todo porque Boston es una ciudad universitaria con mucha gente joven y aunque el recorrido es duro con muchos chinchorros, se hace agradable y llevadero por la cantidad de gente que hay en las calles animando, sobretodo en la “Heartbreak Hill” (la colina de rompe corazones), en realidad es una serie de 3 colinas, que te quita las ganas, pero como se pasa justo por una de las universidades, todos los estudiantes están allí empujando y animando a los corredores.

De igual forma nunca se me olvidará la experiencia que se siente al pasar por el kilómetro 20 hasta el 21, donde se encuentra el Wellesley College, un colegio donde estudian las hijas de la aristocracia de Massachusetts, y según los cuentos cada año que se corría este 42k, se les prohibía a las chicas salir a ver a los corredores, orden que poco a poco fue desacatada por algunas chicas osadas e inclusive por algunas más atrevidas que besaban a muchos de los corredores. Con el tiempo este comportamiento se fue convirtiendo en una tradición, ya que año tras año se le fueron sumando más chicas, hasta lograr lo que es hoy en día, inclusive hasta pasar a formar parte de la organización del maratón. Se trata de los gritos a todo pulmón de estas hermosas chicas que con infinitos carteles hacen la solicitud de “KISS ME”. Asimismo recuerdo la primera vez que corrí Boston en el 2008 cuando entrando a esa población había un gran aviso que decía: “Welcome to Wellesley: Enjoy the beautiful noise” (algo así como “Bienvenido a Wellesley: Disfrute del hermoso ruido”). Esto es porque por unos cientos de metros estas estudiantes de Wellesley College se colocan en ambos lados de la vía para gritar y hacer con sus gargantas un ruido estruendoso que en cierta manera es hasta motivador y energizante, al cabo de unos metros aturde y hasta hacen que duelan un poco los oídos, es SUPERESPECTACULAR esta experiencia.

En lo concerniente al resultado de la carrera, el plan F.I.R.S.T. de la (Furman Institute of Running and Scientific Training), no resultó para mi, definitivamente, cuando se quiere mejorar las marcas y sobre todo un PR, hay que entrenar y trabajar más duro y fuerte, además de hacer más kilómetros, y este plan FIRST, prácticamente, sin incluir el Crostrainning, en ninguna de sus 16 semanas supera los 60 kilómetros semanales.

¿Qué si lo recomiendo? Claro, sobre todo para aquellas personas que no pueden correr más de tres días a la semana, inclusive si me llegará a encontrar full de actividades o escaso de tiempo, yo mismo lo volvería hacer, en todo caso pudiera complementarlo con otros entrenamientos y/o con algunos trabajos específicos para reforzarlo. De igual forma es importante mencionar que el hecho que no haya funcionado para mi no quiere decir que no funcione para los demás, simplemente yo soy del que aprende y saca sus conclusiones con sus propias experiencias.

En cuanto a mi evaluación del plan: Este plan FIRST no es para principiantes y quien decida hacerlo debe llegar en óptimas condiciones al inicio del mismo, e incluso con una buena base de trabajos de velocidad en la pista, que al final, creo fue una de las dos cosas que me faltó a mi.

Este plan es ideal para aquellos corredores que no tienen mucho tiempo para entrenar, en ese sentido yo me adapté muy bien al plan y le saqué mucho provecho, ya que estuve muy limitado de tiempo para entrenar por los estudios, la atención que demandó Miguelangel en este tiempo y por otras responsabilidades. Asimismo, el trabajo de tempo y de velocidad es muy bueno, ya que te exige estar a nivel y en buenas condiciones durante todo el plan. Así que en términos generales es bueno, considerando que sólo se corre tres días a la semana e incluso en mi caso dos de esos tres días siempre lo corrí en la banda del gym. ¿Qué más puedo pedir?

Mi desacuerdo: Los trabajos largos no van acorde a la velocidad que uno se plantea para la carrera. La intensidad es constante durante las 16 semanas, a excepción de la última semana, por lo que el Taper es corto, trayendo como consecuencia que se llegue un poco cansado a la carrera. Pocos kilómetros semanales durante las 16 semanas y sobretodo este plan no tiene trabajos de subidas que son muy importante para la ruta de este maratón.

Recomendaciones: Tienes que llegar en óptimas condiciones al primer día de los entrenamientos de este plan, cosa que es difícil para muchos corredores. Algunos trabajos largos deberían ser más acorde a la velocidad que uno piensa correr el maratón. Incluir dos días de trote intermedio semanal, puede ser un día una hora y el otro día hora y media con pulsaciones bajas. De igual forma este plan hay que complementarlo con trabajos de subidas, colinas o pendientes, para llegar con fuerza en las piernas a las colinas de Newton, creo que acá fue donde falló particularmente mi preparación.

Con respecto a los 800 de Yasso, tampoco funcionó como una herramienta de predicción, hice cada 800 en 3 minutos, y mi tiempo final fue de 3:20:07, por lo que su desviación es bastante grande. Considero que el tiempo de recuperación, en mi caso 3 minutos, fue mucho tiempo.

En cuanto a mi tiempo, a pesar que estuve lejos de mi meta 3:10, me siento bien y complacido con el resultado obtenido 3:20:07, sobre todo, porque mejoré mi marca en cuatro minutos con relación al tiempo obtenido en el 2008, sin embargo, les confieso que quedé picado, no se si regrese en el 2011, ya que dentro de mis planes esta ir a correr Londres el año que viene, porque después de mis 24 maratones ya es hora de completar los 5 de la World Maratón Majors, aunque les adelanto que desde ya, se está trabajando para ampliar la majors a 6 maratones, con la inclusión del Maratón de Tokio, así que, habrá que ir de viaje a tres continentes para completar la Majors. En todo caso, si no consigo un cupo para Londres, regresaré a Boston para sacarme el clavo. De igual forma seguiré enfocado para bajar este tiempo en noviembre, en el Maratón de New York.

A continuación una reseña de maratón número 24:

Llego a Boston el día sábado y esa misma tarde voy a retirar mi bolsa de corredores en el Hynnes Convention Center. Este año la bolsa fue de color verde manzana. Esta feria tiene el honor de ser catalogada como la exposición más grande del mundo y la número uno, por encima de todos los maratones, y esto es debido básicamente a que convergen las principales marcas deportivas y de tecnología para corredores, pues las empresas traen lo mejor y mas novedoso de sus productos para este selecto grupo de atletas que por sus marcas de clasificación se han ganado la oportunidad de participar en este prestigioso maratón. Lo que hace que estén presente la mayoría de los mejores corredores de fondo y atletas que conocen muy bien el mundo de los 42k. Estos tres días previos al maratón se traducen en una locura de consumismo para todo el que se sumerge en esta feria de insumos deportivos para corredores. Asimismo es impresionante ver como la mayoría de los corredores lucen o exhiben con orgullo la chaqueta emblemática del Maratón de Boston, inclusive de muchos años anteriores.

En mi recorrido por la expo, me conseguí por segunda ocasión con Dick Hoyt, motor físico de la dupla del Team Hoyt, padre e hijo que son un vivo ejemplo de motivación, pues el padre lleva a su hijo en una silla especial por muchos maratones e inclusive ha logrado hacer varios ironman con su hijo desde hace mas de dos décadas. Asimismo, en otro rincón de la Expo, me conseguí a Bart Yasso, editor Jefe de la revista Runner´s World, autografiando su último libro “My life on the run”, este corredor se hizo famoso también por los 800 de Yasso, estuvo compartiendo con las personas sus experiencias de las últimas décadas entre ellas la Ultramaratón Badwater (146 millas) en el Valle de la muerte en California, corriendo a temperaturas infernales.

Compré algunas cosas en la feria y ya me estaba retirando de la expo, cuando otro rostro me resulta familiar se trata de otra estrella histórica del atletismo mundial y del Maratón de Boston, es Bill Rodgers ídolo y amigo de nuestro querido amigo Tulio Carta y quien llega todos los años a su casa, este corredor fue ganador de Boston y de New York en cuatro oportunidades cada una. Además, se convirtió en el único atleta de la historia en vencer en tres ediciones la World Maratón Majors (la liga que integraban las tres maratones más prestigiosas en ese entonces), de los 58 maratones que corrió en su vida los hizo en menos de 02:15, y, además en 21 oportunidades llegó de primero. Su cuerpo y actitud no arrojan ningún indicio de sus 64 años.

Saliendo de la expo, el clima seguía frío y con mucha lluvia, de allí me fui rumbo a la tienda NikeTown de Boston, me desplacé por la Boylston Street hasta la esquina de Exeter para luego bajar hasta Newbury Street, para comprar unos zapatos Pegasus, ya que mis zapatos los tuve que dejar con mi equipaje en Maiquetía, aproveché y me compré la franela de Livestrong, para apoyar la causa de Lance Armstrong contra el Cáncer. Luego me fui al hotel a dejar las bolsas para salir a comer al restaurante italiano Maggiano’s Little Italy, excelente ambiente y comida, queda en la dirección 4 Columbus Ave, me comí una pasta especial con pollo y un jugo de cramberry. Recomiendo ampliamente este lugar.

El día siguiente, siguió el tiempo lluvioso y frió, por lo que decidí regresar a la expo, después del mediodía me fui hacer un tour por Boston y en la tarde me fui a la cena de la pasta en el City Hall. Luego de haber disfrutado de esa rica cena me desplacé por Boylston Street hacia el parque Boston Common, para saber el camino y el lugar donde al día siguiente debía tomar el bus que me llevaría a la salida en Hopkinton.

El día de la carrera me desperté a la 5 am, a esa hora me llamó Joselyn para desearme buena suerte, el día anterior había preparado mi kit para la carrera, baje a desayunar en el cafetín del hotel. Luego me fui caminando hasta Boston Common, para agarrar el autobús escolar amarillo que nos llevaría al punto de salida, esa hora de recorrido hasta Hopkinton se hace interminable, sobre todo por las ganas horrible de orinar que hay que aguantar, ya que la mayoría de los corredores venimos sobre hidratados para enfrentar los 42k. (Así que les recomiendo que se lleven su botellita vacía).

Al llegar a eso de las 7:45 am a la Athlete´s Village una escuela pública de Hopkinton, al desembarcar de los autobuses, fue cómico ver como la mayoría de los corredores salían disparados hacia las filas de los baños para vaciar sus tanques de orine.

Acá me encontré de nuevo con Luis E. Vargas, un corredor colombiano que conocí en el aeropuerto de Boston, con él compartí una hora descansando bajo un árbol en la grama, y bueno, el reloj marcó las 9 am, hora de levantarse para ir a guardar las bolsas plásticas verdes en los buses que funcionan como guardarropa, luego de llegar a los buses nos tomamos una última foto antes de entregar las bolsas y decidimos irnos al punto de partida.

Los dos bajamos por Grove Street mezclados entre la multitud de atletas, luego en Main Street fuimos a ver cuales eran nuestros respectivos corrales de salida, ya el minutero del reloj se aproximaba a las diez de la mañana, así que, después de compartir un rato juntos, cada quien se dirigió a su respectivo corral, un abrazo mutuo de despedida y de buena suerte y en pocos minutos se dio la salida, ya se empieza a mover la multitud, por lo que se acababa de iniciar la Edición 114 del Maratón de Boston. Me tarde 5 minutos en pasar por la línea de salida.

Los primeros 16 kilómetros de carrera se desarrollan entre Hopkington, Framingham y Natick, se puede ver un hermoso paisaje y la ruta, básicamente, es en bajada. La idea y la estrategia era no dejarse llevar por la adrenalina, tomando la bajada con calma. Hasta acá las cosas iban tal cual a lo acordado los primeros 5 km los pase en 22:04; los 10 km en 44:53 y los 15 km en 1:07:38.

Luego de Natick a Wellesley hay como cuatro kilómetros, por lo que acá se completa la mitad de la carrera y se continua por una ruta que se convierte en tipo chinchorro (bajadas- subidas). Al pasar por el famoso Wellesley Collage, un colegio, como les comente al inicio, de señoritas de “buena familia”, lo mejor de cada casa, digamos. Leí que entre sus ex-alumnas se encuentra por ejemplo Hillary Clinton.

Desde hace muchísimos años se ha hecho costumbre que las estudiantes apoyen allí en forma muy ruidosa a cuanto corredor puedan hacerlo. Le llaman el “scream tunnel” o el túnel de gritos, un túnel sin techo pero que motiva muchísimo a quien viene dando lo mejor de si, y, como todos los años siempre hay carteles o eslogan de todo tipo, algunos muy divertidos, inclusive me contó un chileno que muchos de esos carteles son desplegados por los organizadores, que buscan entre las chicas los más creativos y motivadores. Asimismo me contó que todos los años los cambian y no aceptan copias o eslogan usados en otras ciudades. Acá les dejo algunos eslogan que recuerdo “Run like the wind while you fry under the sun” (Corre como el viento mientras te freís bajo el sol) rezaba una pancarta pintada a mano y “Everything you ever needed to know about yourself you can learn in 26.2 miles" (Todo lo que necesitas saber sobre ti mismo, lo puedes aprender en 42,2 kilómetros). Este lo vi en una revista que lo exhibía en un afiche “We girls love a man with endurance. Keep going runner” (A las mujeres nos encantan los hombres que aguantan: Adelante corredores).

Lo cierto del caso es que decidí detenerme por unos segundos y complacer, de todas las chicas que tenían su letrerito “kiss me”, a una linda asiática que gritaba efusivamente, y cual sorpresa la mía cuando la chinita me agarro por la cabeza y me dio mi latica, jejejje, en seguida me pregunte será que esta fue más atrevida que las demás o el beso de todas consiste en lo mismo, por lo que volví a intentarlo para cerciorarme y aclarar mi duda, cual mayor sorpresa cuando elegí a otra chinita y muakkkk me volvieron a clavar otra latica, por lo que seguí mi carrera sonriente y asombrado por esta nueva experiencia vivida, así que, muchachos ya lo saben, no dejen de detenerse unos segundos y regalarle un beso tan demandado por todas estas lindas colegialas y llevarse un lindo souvenir de recuerdo que le quedará como anécdota para toda la visa. Los 20 kilómetros los pasé en 1:30:32 y la media maratón en 1:35:31. La estrategia se mantenía, tratar de conservar el paso que llevaba en estos kilómetros.

Los kilómetros del 21 al 25 se realizan entre Wellesley Square y Lower Newton Falls, acá la presión comienza a hacer de las suyas en el cuerpo, inclusive, aún pasando por la segunda bajada más pronunciada después de la vivida en los primero kilómetros de la carrera. Sin embargo, todos los competidores, sin excepción, van sintiendo el respeto por lo que viene conforme se va avanzando en el ya adentrado recorrido en la carrera. Los 25 kilómetros los pase en 1:53:58, dándome cuenta que había perdido más de un minuto de acuerdo a lo estimado. Acá comencé hacer una introspección de mi interior, viendo cómo me sentía y qué es lo que me estaba faltando, decidí no estresarme y esperar a ver como salían los tiempos en los siguientes 5 kilómetros, me aproximaba prácticamente al pedazo del maratón que llaman la prueba de fuego, donde las subidas se encargarán de probar ferozmente nuestra condiciones logradas en los entrenamientos.

De Lower Newton Falls a Heart Break Hill se encuentran los kilómetro del 26 hasta el 33 y medio, acá prácticamente es donde comienza de verdad el Maratón de Boston, quien logra superar con fuerza estas colinas lo demás es pelar mandarinas, y es que en este trayecto es donde se debe lidiar con las cuatro elevaciones caprichosas que la topografía de esta ruta les brinda a sus corredores que se atreven y sueñan con participar en ella. Y aunque la recomendación era intentar disfrutar del paisaje, quizás el más hermoso de toda la carrera, intente tomar con confianza y fuerza cada una de las subidas, sin embargo me di cuenta al llegar a Heart Break Hill que mi cuerpo y mis piernas no accionaban o respondían como en los primeros 25 kilómetros, y que comenzaba a perder ritmo, así que, trate de bajar un poco el ritmo para ver si agarraba un segundo aire, pero para colmo de males mis brazos comenzaron a encalambrase, por lo que intento luchar con mi propia batalla, luego de varios intentos para ver si tomaba ese tan ansiado segundo aire e intentar recuperar el paso, decido muy a pesar de mi propia voluntad bajar el ritmo y dejar de cumplir los tiempos previstos. Asi que, decidí disfrutarme lo que restaba de carrera y de relajar un poco los brazos para que cedieran los dolores.

En esta etapa existen muchas anécdotas, sobre todo por la lucha tenaz que emprenden los corredores con estas colinas, inclusive se han escrito muchas historias, leí en un libro que compre en enero en el aeropuerto, que una de las mas memorable data es de los mediados del siglo veinte, en 1936 cuando John A. Kelley prácticamente perdió la carrera cuando el atleta de extracción humilde Ellison “Tarzan” Brown lo superó en el ascenso de la última y mas pendiente colina de ese tramo, y Johnnie lo volvió a alcanzar después de pasar la Meta. Mas tarde ese día Johnnie (quien antes de la salida era el archifavorito a ganar) comentó que esa colina y el paso de “Tarzan" Brown allí le habían roto el corazón. Y desde entonces esa colina es conocida como la Colina Rompecorazones (HEARTBREAK HILL). Y, como para seguir esa interesante historia o tradición, sentí que esa colina me pasó factura agrietando mi propio corazón al tener que desistir de mi meta de hacer las 3h 10 minutos.

De Heart Break Hill a Kenmore Square, unos metros delante, se encuentra el edificio gótico del Boston Collage, anunciando que la batalla en Heartbreak Hill estaba a punto de ser vencida. Prácticamente acá está el momento que marcará el final de una carrera, ya que, como les comente, aquellos que logran superar sin muchos problemas las colinas, deberán plantearse este tramo como el decisivo a la hora de marcar el crono final. Las recomendaciones para esta etapa son concentrarse y enfocarse en la competición al máximo, sobre todo, cuando se logra ver el cartel gigante, de la industria gasolinera venezolana, CITGO con su triángulo rojo, azul y blanco que nos avisa que estamos cerca del kilómetro 40 y que nos quedan tan sólo 2 km de carrera.

De Kenmore Square a la meta ya estamos a punto de vencer todo tipo de adversidad. Nuestra batalla contra el enemigo más implacable (nosotros mismos) está a punto de ser vencida. Sólo resta una milla aproximadamente para llegar a la última recta miro el reloj y, tal vez, la cercanía a la meta y la gran cantidad de gente aplaudiendo de lado y lado en la Commonwealth Avenue me ayudaron mucho a recuperar el ritmo y enfilar de nuevo mis baterías para ver si superaba las 3h 20 minutos, doblo hacia la derecha, luego hacia la izquierda, y el rugir de los espectadores que nos gritan al pasar me emociona, luego me encuentro con la recta final, esa anhelada recta final por una cuantas cuadras en Boylston Street, ya se ve a 500 metros el premio de todo corredor, la razón por la que muchos de los corredores nos animamos a supera limites y a correr un 42k, la meta y la tan ansiada medalla que espera por mi como premio de finisher como reconocimiento a nuestro esfuerzo y disciplina.

Paso la meta con un tiempo neto de 3 horas 20 minutos 7 segundos, recibo mi medalla, veo al cielo y se la muestro a mi papi como señal de vencimiento y dándole gracias a DIOS por mi cuerpo sano y fuerte y por permitirme hacer unas de las cosas que más disfruto en esta vida. Me la coloco en mi cuello y vuelvo a lucir esta medalla tan apreciada por muchos corredores. Me colocan la capa refractaria, retiro el bolso con mis cosas y comienzo a caminar aún encalambrado. Y como muy bien lo retrataba un escritor en relación a un corredor “…después de esto, Boston ya está corrido y ya forma parte de nuestra leyenda una vez más”.

Siempre recordaré estos últimos metros hacia la meta en Boston, una amplia avenida llena de espectadores, al fondo con gran luminosidad la línea de meta y una gran emoción que me invade hasta la última fibra de mi cuerpo.

Pocos metros después de la meta decido pararme en el parque y sentarme en el Public Garden, debajo de la sombra de un árbol y con gran alegría veo los corredores llegar. Solo nosotros los corredores sabemos lo que se siente en esos minutos, es demasiado fuerte para que existan palabras que puedan describir toda esa mezcolanza de emociones, sensaciones y sentimientos.

Hasta el próximo 42k, DIOS mediante.