Durante los años 80 y 90, y en los primeros cinco años del siglo XXI, el Maratón de Barcelona estaba atascado en la cifra de los 3.000 participantes y no había manera de que creciera. La prueba incluso se dejó de disputar un año. Pero, afortunadamente, todo ha cambiado. No hay una sola causa que justifique este éxito. Podríamos mencionar la nueva organización, más profesional, el apoyo incondicional del ayuntamiento (nada que ver con el de la etapa de Maratón Cataluña) y la implantación de un circuito extraordinario, muy atractivo para el corredor internacional.
Todo esto suma y se traduce en un aumento exponencial de participantes, pero el motivo principal, y con mucha diferencia, es el incremento constante de los llamados corredores populares. El atletismo de fondo popular está experimentando el crecimiento más importante de su historia. El perfil del nuevo corredor es el de una persona generalmente madura, que decide practicar un deporte para luchar contra el sedentarismo, la obesidad y generar calidad de vida.
Correr es el deporte más sencillo, más básico y probablemente más saludable, y, además, ofrece la posibilidad de ponerse un número en el pecho, un chip en la zapatilla y experimentar la sensación de correr al lado de miles de personas. ¿Por qué cada año corre más gente? Pues seguramente porque el corredor popular encuentra un punto de felicidad y de libertad en el correr al lado de miles de personas que han hecho de este deporte una forma de vida, mientras comprueba los efectos positivos que el atletismo comporta para su salud física y mental, además de la excusa perfecta para hacer turismo y conocer nuevas ciudades.
Este fenómeno es universal. He tenido la suerte de participar en algunos de los principales maratones (Nueva York, Boston, Chicago, Berlín, París, Madrid…), e inclusive tengo como meta correr en parajes tan opuestos como el desierto del Sahara o
El domingo, participantes de todo el mundo, entre ellos mis amigos Lenin Moya y Ciro Flores, dejarán el sudor sobre el asfalto de la ciudad de Barcelona, pero también mirarán los edificios y los monumentos, y serán felices al correr en un entorno único.
Y para concluir, sólo faltan dos cosas para que el Maratón de Barcelona sea aún más grande. Una, que el público sea consciente de lo que significa tener más de 10.000 corredores. La animación crece año tras año, pero aún queda mucho camino por recorrer. La otra asignatura es que corran maratonistas de élite, los que miran más el reloj que el paisaje. Pero esta es otra historia. El objetivo del próximo domingo será conseguir que 10.000 participantes puedan concluir la prueba, y así pasar a engrosar la lista de los grandes.
Barcelona es una ciudad espectacular
ResponderEliminar